El año 2012 muchos pensaron que se iba a terminar el mundo.
Todo empezó con una errada interpretación del calendario de los Mayas, que
originó una dispersión de especulaciones sin base sólida, sobre el fin del
mundo para cualquier gusto.
Algunos escribieron sus locas ideas (¿o mentiras?) quizás
esperando producir un best seller que los llenaría de dinero. Algunos canales
de televisión pagada demostraron su ineptitud para proveer cultura, ofreciendo
producciones sobre el fin del mundo, con profusión de efectos especiales
digitales para todos los gustos o todos los sustos. Esos canales, supuestamente
culturales, cayeron en el peor descrédito.
Cíclicamente en la historia se repiten los anuncios del fin
del mundo, ocasionados por una interpretación supersticiosa de los
acontecimientos naturales como graves epidemias, cataclismos, desastres
climáticos o guerras. Y hay líderes religiosos que contribuyen en estos
anuncios o los aprovechan para guiar las ovejas a su propio redil.
Me parece que este tema no merece mucha extensión, pero
quiero expresar lo siguiente:
Mi asombro por el miedo colectivo que estos anuncios del fin
del mundo el año 2012 han ocasionado; mi decepción por el poco análisis que
muchas personas hacen de la basura que propagan algunos medios de comunicación;
mi deseo de que aquellas personas que proclamaron que el mundo se iba a acabar
el año 2012, expliquen por qué eso no sucedió, pidan excusas de su alarmismo y
del miedo que ocasionaron en adultos y en niños. Nunca más se les dé tribuna a
estos falsos e irresponsables agoreros en los medios de comunicación, que están
para difundir la verdad, no el error, el saber, no la superstición, que tanto
daño le hace a la humanidad.
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