A propósito de nosotros, los 7.000 millones de personas

Yahoo noticias en español publicó el siguiente artículo de Marlowe Hood y Richard Ingham | AFP – el domingo, 23 octubre de  2011,  titulado: ¿Puede el Planeta Tierra darnos de comer a todos? A continuación haré comentarios al respecto.

Al 31 de octubre de 2011 somos 7.000 millones de personas en el mundo y nadie puede predecir con certeza en cuántos se estabilizará la población humana o cuál será la cantidad que provoque alguna grave crisis alimentaria además de social, gatillada por la escasez y la carestía de los alimentos. Los autores citan a algunos expertos que dan sus opiniones. Un Profesor de la Universidad de Harvard opina que los aumentos históricos de la población mundial no han producido resultados catastróficos a nivel económico. Desconozco en qué fundamentó su declaración, pero me parece que su opinión no puede quedar sin cuestionamiento, porque si bien mayores poblaciones crean oportunidades de emprendimiento y de interacción económica y se crea riqueza, las grandes concentraciones de capital causan  un desequilibrio en los ingresos y las oportunidades que pueden alcanzar tal magnitud,  que irremediablemente va a resultar en pobreza para muchos, e incluso hambre. ¿No pasó justamente esto cuando la India era parte del Imperio Británico y tenía el monopolio de la sal y de la fabricación de telas? ¿No sucedió lo mismo durante la colonización europea de África? ¿No recordamos que el centralismo productivo de los países detrás de la cortina de hierro secuestró el emprendimiento y la producción ocasionando la muerte de millones de personas a causa del hambre? ¿Y qué hay con Corea del Norte y su hambre actual? ¿Acaso ya nos estamos olvidando que la burbuja inmobiliaria especuladora de Estados Unidos de Norteamérica el 2008, fue el causante de la recesión mundial desatada posteriormente y que está aún afectando con sus estertores a todo el mundo? ¿Acaso los países grandes productores de petróleo no tienen responsabilidad por los problemas de la economía del mundo, al fijar los precios del petróleo y manejando su oferta?

Grandes poblaciones humanas requieren creación de riqueza en recursos naturales y de todo tipo de servicios, pero se sabe que la población mundial no podría tener el nivel económico actual de los países ricos, por ejemplo,  aquellos que suman aproximadamente el 20% de la humanidad y que consumen cerca del 80% de todos los recursos. También sabemos que el planeta tierra no es suficientemente pródigo para otorgar a cada humano el nivel de vida de las naciones del primer mundo. Algunos han calculado que se requieren dos tierras y media para lograr ese propósito.
¿El experto de Harvard no ha pensado en el otro lado, el lado oscuro de la extrema riqueza de pocos, que es la extrema pobreza de muchos?

Pensando en estos temas, surge suspicacia al constatar el surgimiento de opiniones respecto a relativizar las limitaciones impuestas por acuerdos internacionales en cuotas de pesca, la emisión de dióxido de carbono, la explotación petrolera y minera en santuarios naturales, la transformación de tierras de cultivo de alimentos en tierras para producción de biocombustibles, etc. ¿Por qué?  Porque esas tendencias no están pensadas para solucionar la pobreza ni el hambre, que viene a la vuelta de la esquina para muchas naciones del llamado tercer mundo, sino para lograr más riqueza, concentrada en pocos. Son éstas, medidas de gran emprendimiento económico para satisfacer demandas cada vez mayores, en la medida que crece la población humana y se van agotando los recursos. Los acuerdos internacionales para controlar el calentamiento global, no se han cumplido según se programó y hay temas, como señala el artículo comentado, que ya no se tocan, porque molestan.

Nuestra naturaleza biológica detecta las amenazas cuando son evidentes y cercanas. Sin embargo nuestra capacidad humana, única entre los animales, de predecir acontecimientos mediante la aplicación del raciocinio, nos dejamos llevar por el alivio inmediato que nos da el cambiar el foco de nuestra atención sobre los problemas, para  llevarlo a actividades gratificantes de corto plazo, como podría ser el descubrimiento de un gran yacimiento de petróleo o gas, sin preocuparnos de que además de riqueza, eso va a causar más emisiones dañinas al ambiente. Las evidencias del deterioro ambiental no son gratas de reconocer. Entre tanto, el calentamiento global continúa hacia el punto sin retorno y seguimos sin querer solucionar la pobreza y el hambre, lo cual requiere, desde ya,  más solidaridad, más moderación y una visión económica y ecológica a largo plazo  a escala mundial. Quizás pronto tengamos que calcular la huella de carbono de cada una de las personas del mundo y hacernos cargo de ella, mediante una cuenta personal de abonos y gastos, pero sin opción de línea de crédito alguno. Recordemos que las necesidades pueden ser infinitas, pero los recursos son realmente finitos y estamos comenzando a verlo.