sábado, 11 de agosto de 2012

¿Legalización de las drogas?


Milton Friedman, premio Nobel de Economía 1976, remeció las convicciones al opinar que estaba de acuerdo con legalizar la producción y el uso de drogas consideradas  ilícitas. El narcotráfico y el uso de las drogas ha causado y sigue causando muchísimo sufrimiento y destrucción de las sociedades por dos frentes: La corrupción de sus instituciones y el daño y destrucción de la salud de las personas. Cuando sabemos de crímenes, cada vez más atroces de manos del narcotráfico, vemos lo que se produce; Las víctimas personales de la adicción a drogas, que es creciente y que causa daños irreversibles al cerebro, no las conocemos mayormente, sino quizás por cifras estadísticas, quizás por algún caso cercano. Estas víctimas no se ven porque se han degradado hasta el punto de ser capaces de hacer cualquier cosa por satisfacer la adicción, que si no se hace, genera un síndrome de abstinencia angustioso que no se mitiga sino con el uso de drogas.

Hoy en Chile, como en otros países, han surgido voces a favor de la legalización de la producción y uso de cualquier droga, argumentando que así se estandarizaría la “calidad” de las drogas y así su “seguridad”, los productores pagarían impuestos y con éstos se financiaría la educación contra el uso de drogas y el tratamiento de los que caen en ellas. De esta manera se liberarían los grandes recursos que desde hace décadas se gastan en el combate al narcotráfico y que en opinión de estas opiniones, es una guerra perdida. Se argumenta también que si el tabaco y el alcohol se producen legalmente y pagan impuestos altos, lo mismo debería hacerse con las drogas.

Estos argumentos son falaces. Si bien en el caso de las bebidas alcohólicas y del tabaco se han subido los impuestos y se ha limitado su promoción, no podemos asegurar que haya campañas educativas a gran escala en todos los países donde éstas existen y muchas veces se limitan a advertencias en las etiquetas. Por otra parte lo que se hace en estos casos son alternativas de control a falta de haber parado el problema desde sus inicios. Es cierto que el uso y abuso del tabaco y el alcohol vienen de siempre, pero su gran oferta y amplia difusión colocó las cosas de una forma muy diferente. Recordemos las décadas de promoción del tabaco y su aceptación como elemento de status social. Recordemos también los argumentos de las tabacaleras que desmentían que el tabaco fuera dañino para la salud. ¿Hoy, quién podría argumentar esto con la evidencia acumulada? Recordemos además las décadas en que de esta forma se asentó la valoración social del tabaco y la sobre-oferta de alcohol desde la juventud, uno de cuyos resultados es que hoy el emborracharse no es motivo de preocupación para los que se embriagan. Ellos remarcan y valoran las percepciones de agrado, de distensión y desinhibición que produce el alcohol, por ejemplo, sin referirse a sus efectos negativos como adicción, destrucción hepática, destrucción familiar, etc. ¿Queremos repetir y a gran escala, con gran publicidad (y engañosa), este proceso, con la instalación legal de las drogas en la sociedad? ¿Tenemos en cuenta el alto poder adictivo y destructivo al cerebro (y de la conducta) que las drogan provocan? Sería como abrir otra caja de Pandora con consecuencias mucho más graves.

Lamento que un gran problema social se reduzca a la ley de la oferta y la demanda. ¿Con qué ética se les daría aprobación a los productores de drogas para causar tanto daño a la sociedad? ¿Es legítimo legitimar la autodestrucción? ¿Es legítimo y ético ofrecer drogas de distinto precio y valor adictivo, promocionando el escalar de un nivel a otro, hasta experiencias más intensas, pero creando mayor dependencia? ¿Es ético promover, con todas las artimañas de la publicidad, el inicio del uso de drogas, sabiendo que pronto se adquirirá la adicción, que es para muchos un viaje sin vuelta atrás y si se produce la vuelta, hay gran probabilidad de recaer?

Pienso que la guerra a las drogas no está perdida porque no se ha enfatizado justamente en  la educación. Porque se ha dejado que se instale en la sociedad, seguramente como parte del plan del narcotráfico. ¡Qué contentos deben estar los grandes mafiosos de la droga con opiniones a favor de su legitimación! Legalizar las drogas no  terminaría con su mercado negro, sino peor, lo agravaría; La recarga a los sistemas de salud sería enorme y todos tendríamos que financiarla.  Con todo esto, ganaría el narcotráfico y perderíamos todos.

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