La Puna de Atacama es una altiplanicie que está por una
altura promedio de 4.500 metros sobre el nivel del mar. Cuando se está allí
viviendo sus rigores como el viento, el calor, o el frío y especialmente la
falta de oxígeno que nos impide movernos
con rapidez, uno piensa que el ambiente no es propicio para la vida. Sin
embargo es gratamente sorprendente observar animales y plantas adaptándose a
esas inclemencias, como los que muestro en esta página.
¿Cómo se alimentarán esos guanacos es parajes tan desérticos? ¿Qué comerán esos suris o ñandúes en esos arenales? ¿Cómo sobreviven esas pequeñas plantas entre las piedras del desierto? Si bien el desierto de Atacama es realmente el más árido del mundo, en la puna de Atacama hay precipitaciones durante el mes de febrero, de forma torrencial y que provoca riadas con efectos locales y a cientos de kilómetros. Nieva, llueve, graniza, ventea y caen cientos de rayos al día. Cuando íbamos en un automóvil de turismo en medio de una tormenta eléctrica de lluvia y granizo, cayó un rayo en el vehículo en marcha, que lo remeció e hizo sonar muy fuerte su carrocería, pero afortunadamente no reventó los neumáticos, porque podría haber provocado un accidente fatal. Posiblemente la lluvia permitió la conducción del rayo hacia el piso, sin afectarlos.
Pero además de apreciar plantas y animales, pudimos ser testigos
de paisajes maravillosos. Justamente esos parajes están hoy en el tercer lugar
mundial de destinos turísticos naturales, después del Salar de Uyuni (cerca de
Atacama) y la Gran Barrera de Coral de Australia. Recomiendo ir por el día a
Tara, con su laguna con flamencos, sus mesetas desérticas y sus monumentales
colosos de roca, con unos 20 a 30 metros de altura. El clima impidió que
fuéramos a Piedras Rojas, un destino turístico reciente y que dará mucho que
hablar.